Todo se mueve y nada permanece y en el mismo río no nos bañamos dos veces

Dicen que el Maestro Shunryu Suzuki (mente Zen, Mente de Principiante) pudo sintetizar el budismo en dos palabras.

El Maestro Suzuki se hizo popular en Estados Unidos a través de conceptos sencillos aplicados al día a día. Consideraba que lo prioritario era mantener la mente abierta como si fuera la de un aprendiz; sin juicios de valor ni conocimientos previos. 

En una ocasión tras una de sus conferencias sobre budismo uno de los estudiantes le dijo: “Ha hablado durante casi una hora y no he entendido una palabra sobre lo que ha dicho. ¿Puede definir el budismo de una manera que me resulte comprensible?”
Suzuki respondió con gran calma: “Todo cambia”.

Comprender esta máxima universal es entender el principio de la vida, el ritmo de la naturaleza, el avance de la sociedad, las transformaciones en los grupos y senos familiares, en nosotros mismos... Aceptar los cambios y fluir a través de ellos nos obliga a crecer. Ser capaces de dejar atrás viejos hábitos para adaptarse a los nuevos tiempos es la mejor manera de alcanzar el estado de felicidad plena.

Ya lo decía también Heráclito de Éfeso 500 años antes de Cristo en su famosa expresión “Panta rei” en su forma más pura de filosofía. Platón adoptó como suya esa experiencia vital: “Todo se mueve y nada permanece y en el mismo río no nos bañamos dos veces”.

Siempre me ha gustado considerarme una hoja al viento, bailando al ritmo de la vida, dejándome llevar sin oponer resistencia. Lo he considerado siempre como una buena manera de mantener la cordura.

Por supuesto las cosas no siempre son así y ha habido momentos en mi vida en que me he empeñado en querer mantener algún estado que inevitablemente era insostenible. Vivir en un momento pasado que me pareció mejor, intentar recobrar una vieja amistad, luchar por una relación que no avanza, mantener un trabajo por pura rutina... Pero todo cambia.

¿Qué sucede si no aceptas los cambios o te estancas? Pues sí, lo mismo que al agua, nos volvemos tóxicos, dejamos de comprender la vida que nos rodea y empezamos a experimentar miedos. La sensación de conservar se vuelve obsesión y a veces pensamos que todo lo que nos rodea está en nuestra contra.

Los consejos sencillos habitualmente son los más eficaces; acepta la vida como es, fluye con los cambios, ten fe y entusiasmo, encuentra el ritmo que marca la orquesta de la vida y disfruta del viaje. Escucha tu voz interior, observa a tu alrededor y sabrás cuándo y cómo será el momento de cambiar.

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Coach Marco Fernández