Te sientes como si estuvieras siendo examinado cuando hablas con alguien? Sé por lo que estás pasando y tengo algunas claves que te pueden ayudar. Pasa y acomódate.
¿Buscas la respuesta correcta para tratar de no ofender?
¿Quieres caer bien y dejar una grata impresión cueste lo que cueste?
Pues que sepas que no estás solo en eso.
Pues resulta que este mal. Y lo etiqueto como mal (luego te explico el porqué) es uno de los más extendidos hoy en día.
Yo lo llamo el síndrome del suspenso social.
No busques el término en la wikipedia. Es de cuño propio.
Entiendo que es una manera de definir tus sensaciones cuando fracasas ante una interacción social y te sientes como si hubieses suspendido un importante examen de acceso o la hubieras cagado al pedirle salir al chico que te gusta.
Nos estamos cargando el pensamiento independiente
Desde muy pequeños nos someten a figuras de autoridad.
Padres, tutores, profesores, entrenadores… Nos puntúan, nos premian y nos castigan.
Nos condicionan como a ratas de laboratorio desde que tenemos uso de razón.
Llegamos al punto que queremos más la recompensa o evitar la reprimenda que disfrutar de la actividad que tenemos ante nosotros.
A ellos no les puedo enseñar que la mejor manera de educar es tratar de no influir (al menos no a toro pasado… Sigo soñando con un gran despertar social algún día).
Por si fuera poco, al llegar la pubertad (sobre los 12 años) empezamos a recibir la influencia de las redes sociales. ¿Te suena de algo lo de like y dislike?
Espero que no te siente mal lo que te digo pero sigues siendo una rata de laboratorio… O al menos siguen tratando de que lo seas.
Te están marcando un camino. Y lo están haciendo desde siempre. Es más fácil inducir al consumo a las personas cuando no existen los pensamientos independientes y la mayoría piensan igual.
Nos hacen creer que somos libres pero, en cuanto alguien se expresa de manera políticamente incorrecta, el peso digital de la sociedad cae sobre él.
Cuándo la búsqueda de aprobación se convierte en un problema.
A ver… Tampoco te rayes con ser radical, EMO o dar miedo a tus abuelos.
El hecho de querer gustar, de sentirte respaldado, de agradar socialmente es algo propio de la naturaleza humana. Incluso los más antisociales buscan círculos comunes para ir en contra de todos los demás. Somos así.
El problema llega:
- Cuando ese deseo se convierte en necesidad constante.
- Cuando la opinión de los demás se sitúa por delante de la tuya propia.
- Cuando te estresa que te pregunten cualquier cosa
- Cuando te inmoviliza que caiga mal tu opinión.
- Cuando dejas de hacer cosas o de expresarte para evitar el dislike.
Si regalas tu vida a los demás nunca acabarás encontrando tu verdad personal. Tendrás la sensación de vacío interior y todos tus estados de ánimo dependerán de factores externos.
Esa sensación es la que lleva a las personas a tratar de llenar el hueco con experiencias que corresponden a otros (a hacer lo que hace la mayoría) o incluso a drogarse (porros, pastillas, alcohol, pizza, tiktok) con lo que tenga a mano.
Cuando eres parte del problema
Que sepas que aunque tú tengas muy claro y definido lo que eres. Tú que no dejas que nadie te influye y te da igual lo que pienses de ti.
Tú que eres una persona franca y directa caiga quien caiga y pese a quien le pese.
Tengo una reflexión para ti.
¿Alguna vez has despreciado la opinión de alguien?
¿Alguna vez has sido sarcástico con alguien que no daba el nivel en la conversación según tu criterio?
¿Alguna vez te has reído de alguien que lo está intentando pese a su falta de seguridad?
¿Alguna vez has juzgado o castigado a alguien por pensar de forma diferente a los estándares de justicia, diversidad o aceptación que defiendes?
Si es así te estás convirtiendo en el profesor que suspende, en el juez que castiga y en el policía que multa… (Bueno, el policía solo hace su trabajo, pero a nadie le gusta que le pongan multas).
Alguna vez lo habrás hecho, sin darte cuenta. Es como el ciclo karmático:
Viertes tu mierda sobre alguien como la han vertido sobre ti antes y ni siquiera te das cuenta de lo mal que hueles cuando lo haces.
No te sientas mal por ello. A todos nos ha pasado… Pero toma consciencia y evítalo.
Si te topas con alguien que actúa así, piensa que el problema lo está teniendo él y no tú. Tú haz lo que te salga del potorro y ya se le pasará. Que se lea un blog de coaching o se drogue. Él sabrá.
Consejos para superar el Síndrome del Suspenso Social
Hazte la siguiente pregunta:
¿Me iría mejor si estuviesen de acuerdo conmigo? ¿Me beneficiaría en algo?
Obviamente no.
No ganas nada con ello… Ya ves tú. De hecho cuando hay opiniones diferentes suele ser enriquecedor. Quien no lo vea así es porque patina.
¿Eres capaz de comprender a todo el mundo?
Si la respuesta es que sí, tal vez deberías ser tú quien escriba este blog y no yo. Yo a veces no me comprendo a mí mismo.
En caso de que la respuesta sea que no… ¿Por qué entonces todo el mundo tendría que comprenderte a ti? ¡Bum!
Confía en ti mismo en las pequeñas decisiones
Cuando compres ropa o comida. Cuando decidas coger entradas para un evento o elegir el destino de un viaje. Trata de hacerlo sin consultar.
Vete poco a poco abandonando la necesidad de respaldo. Irás ganando seguridad.
No te disculpes cuando captes un signo de desaprobación en tus interacciones sociales.
Percíbelo, siéntete como quieras, pero no te disculpes por algo que has dicho o hecho. Ya luego si quieres tomar nota mental para ti o cambiarlo hazlo por tu cuenta.
No discutas con quien quiera hacerte cambiar de opinión.
Dile simplemente algo como «tomo nota» o «tendré en cuenta tu opinión, gracias» o simplemente «de acuerdo» y así evitas el roce. Después ya haces lo que te dé la gana con su opinión si es importante para ti.
Cuando ya vayas sintiéndote con más seguridad puedes tratar de soltar algunas opiniones controvertidas a propósito (aunque sean mentira) para ver cómo reacciona tu entorno mientras tú te lo tomas a risa sabiendo que es como un juego.
Será un buen ejercicio para ir quitándole importancia. Incluso puedes decir después que era todo una broma (no lo hagas, que se aguanten, que aprendan a juzgar a la gente por sus actos, no por sus palabras).
Una feliz conclusión
No es un camino sencillo.
Son años de condicionamiento social, de trabajo externo que han hecho mella en ti.
Empezar a tomar consciencia de todas estas pequeñas «neuras» que tenemos lleva tiempo.
Practicar los ejercicios y mejorar poco a poco va a llevar un poco de esfuerzo por tu parte.
Pero lo que tienes que ganar es mucho.
La inmunidad ante el nerviosismo, la inmovilidad y la tortura de enfrentarnos a desaprobación de los demás es como un don.
Un don que nos garantiza una vida llena de autenticidad.
Una vida en la que disfrutas siempre del momento presente.
Una vida plena de libertad personal en la que nadie es dueño de tus decisiones.
Una vida llena de aire fresco y amor por quién eres.
Una vida en la que siempre sacas sobresalientes hagas lo que hagas.
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Feliz semana!!