persona aplastada por notas escritas

Ansiedad, auto exigencia, culpabilidad, frustración… Hoy te propongo un ejercicio para quitarles peso y aliviar esa carga que tú mismo te pones sobre los hombros.

Muchos de mis clientes sienten cierta presión por lo mucho que hacen…

Están tan a tope todo el día que no les da tiempo ni de tomarse un respiro. A veces incluso durante días.

Pero esto es lo menos común.

La mayoría de mis clientes sienten presión por las cosas que dejan de hacer.

Por aquello que les falta, tanto si es por falta de tiempo (la clásica excusa) como si es por falta de ganas (la razón más habitual).

Lo curioso del tema es es que estas cosas que les causan estrés no suelen ser obligatorias.

Al fin y al cabo lo obligatorio lo haces. No hay más pelotas. Por eso se llama obligatorio. No te queda más remedio, lo solucionas y pasas a otra cosa mariposa. 
El problema son esas tareas recomendables, que sabes que tarde o temprano deberías hacer o que, simplemente, serían aconsejable llevarlas a cabo.

Esas tareas son el maldito demonio.

No tanto porque las dejes de hacer (eso es lo de menos). Si no más bien por cómo te sientes por tenerlas pendientes.

Hoy te propongo un ejercicio clásico de coaching.

Para ello vas a necesitar 5 minutos, una hoja de papel y algo con lo que escribir.

Y sí, tiene que ser analógico (no vale hacerlo con el Ipad).

Venimos hablando en este artículo sobre esas tareas pendientes que sabes que sería recomendable acometer pero no te pones a ello.

Date cuenta de cómo te expresas cuando piensas en ellas:

«Debería ir a hacer deporte»
«Tengo que limpiar la casa»
«Debería estar comiendo mejor»
«Tengo que llamar a mis padres»
«Tengo que dejar de fumar»

Estás usando los verbos modales malos. Son esos verbos los que plantan la semilla de la discordia.

Esa forma de expresarte se vuelve un hábito y lo único que consigue es que esas tareas pendientes cada vez resulten más pesadas e incómodas.

Lo que yo te recomiendo es que aprendas a usar los verbos modales «buenos», que son "poder" y, sobretodo, "querer" (mi favorito)…

Aunque ya conoces la frase mítica: «Querer es poder».

Para ir cambiando los modales malos por los buenos empezaremos haciéndolo sobre el papel para que veas cómo te sientes cuando realizas el cambio.

Escribe una lista usando los modales malos como hasta ahora, como en los ejemplos que te pongo arriba, pero con tus propias tareas o adicciones,

Luego tacha el verbo en esas frases y sustitúyelo por el verbo «querer». El resultado debería de ser más o menos así:

«Quiero hacer deporte»
«Quiero limpiar la casa»
«Quiero comer mejor»
«Quiero llamar a mis padres»
«Quiero dejar de fumar»

Estoy seguro de que ya solo con ver este pequeño cambio ya estás sintiendo alivio. Como si tu carga fuese un poco menor que antes.

Toma este ejercicio como un punto de partida.

Desde el momento en que lo hagas, cada vez que te oigas decirte un «tengo que» o un «debería» te corriges y te repites la frase usando un «quiero» o un «puedo».

Parece algo muy tonto pero no lo es. Estarás cambiando tu mapa mental y la percepción interna que tienes sobre las tareas del exterior.

Poco a poco irás sintiendo mayor ligereza y te irás dando cuenta de que lo importante no es hacer o no hacer esas tareas que te hacen sentir ansiedad, auto exigencia, culpabilidad, frustración… Si no quitarles importancia y afrontarlas (o no) con total normalidad.

Porque no olvides nunca, que nadie es dueño de su vida excepto tú. 

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Coach Marco Fernández