eligiendo calzado

A menudo por mi trabajo me toca enfrentarme a las zonas más oscuras del ser humano…

Recovecos de la mente que harían temblar al más despiadado de los engendros de Mórdor…

Surcos del alma más profundos que el agujero de la seguridad social.

Pero pocos rincones son tan sombríos como el miedo a tomar una mala decisión.

 

Y es que nos han inculcado desde niños la importancia de elegir bien.

Te sonarán de algo este tipo de expresiones infames:

  • Anota los pros y contras en una hoja
  • No te decidas hasta que veas todas las opciones
  • Consulta con un experto
  • Solo puedes elegir uno
  • Busque, compare, y si encuentra algo mejor…

Nos ha pasado en todos los ámbitos.

Nos hemos tirado horas para elegir una aspiradora, un juguete, una cita, el restaurante a donde pedir la cena…

Pasamos más tiempo viendo el menú de los programas que disfrutando de los contenidos.

Ya no digo nada cuando se trata de una decisión de alto coste como un coche, un viaje o un alojamiento.

Nos obsesiona escoger la mejor opción. 

 

Esto no estaría mal si viviéramos en los 90 y tuviéramos para elegir dos opciones:

  • Sega o Nintendo
  • Pepsi o CocaCola
  • Adidas o Nike

Pero estamos en un mundo en el que cuando buscamos un móvil nuevo tenemos más modelos que la pasarela de París…

¡Y todos tienen buena pinta!

 

Ese tiempo perdido. Esa toma de decisiones a la hora de elegir nos genera ansiedad.

Pasamos horas viendo catálogos virtuales, ya sea de tecnología, de ropa, consumibles… O incluso citas con personas.

Nos obsesiona tanto el tema que a veces incluso soñamos con todas las opciones que tenemos.

Y solo nos liberamos de esta presión cuando tomamos una decisión…

No importa si es la mejor de todas, pero nos liberamos.

 

Escribo esta entrada del blog para ayudarte a salir del bucle.

No tienes que tomar siempre la mejor decisión.

A veces hay que guiarse un poco de intuición, o incluso tirar una moneda y ya.

En los círculos laborales más elitistas se valora a las personas que toman decisiones rápidas y con seguridad…

Aunque luego la caguen más que un Doberman con diarrea!!

Y todo porque se ahorran tiempo, recursos y suelen ser los primeros en actuar frente a la competencia…

 

Así que ya sabes…

No entres en la locura de querer verlo todo. Cuando veas algo que te toque la fibra…

A por ello!

Sin mirar atrás!

Y ya verás lo bien que descansas.

 

Feliz semana!!

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Coach Marco Fernández