No estamos hablando de la ruta del bacalao. Pastillas, psicofármacos, relajantes… Todo legal, claro.
Al menos los fans de la música electrónica, el autotune y las fiestas sin desenfreno son conscientes de los riesgos y disfrutan al máximo sus efectos.
O igual no, se meten un mal viaje o se vuelven adictos, o igual un día se les va la mano y se termina la fiesta.
El problema es cuando eso mismo te puede pasar a ti con las pastillas que te receta el médico. Esas que parecen inocuas con sus nombre en latín y sus prospectos que nadie lee.
A estas alturas ya te debes de estar haciendo una idea de cuál es el país que más ansiolíticos, antidepresivos, tranquilizantes y todas esas mierdas consume por habitante.
No, no es Estados Unidos… Eso era antes.
Ahora el país que está a la cabeza en el consumo pirulístico mundial es… España.
Bien, al menos estamos primeros en algo además de en gastronomía. Y es que aquí en esto de abrir la boca somos unos expertos.
España, con 110 dosis diarias por cada 1.000 habitantes supera a Portugal, Uruguay, Bélgica y Estados Unidos… Somos unos viciosos. Hay cosas que no cambian.
Otro dato que también es interesante es el de una encuesta de la OCU en el que resulta que solo el 40% de las personas leen los prospectos, y la mitad de ellas no lo hacen en profundidad (nada más allá de ver cuántas pastillas hay que tomar).
La tasa de lectura es tan baja que están planeando usar un código QR para que la gente lo escanee con el móvil para ahorrarse el papelito dentro de la caja (pobres abuelos).
Pero dejémonos de fríos números y saquemos conclusiones (a menos que ya hayas tomado la pastilla de dormir, entonces deja esta parte del artículo para mañana).
Si por una parte tenemos. Y esto no lo digo yo sino los psiquiatras:
- Que los psicofármacos deberían ser la última elección para casos de trastornos de ansiedad.
- Que su uso debería ser usado solamente para el corto plazo.
- Que la intervención psicológica debería ser la mejor forma de solucionar estos problemas.
- Que estos medicamentos causan adicción.
- Que estos medicamentos generan tolerancia (dejan de ser útiles en poco tiempo).
¿Por qué nos los recetan con tanta alegría?
Y lo que es peor
¿Por qué los aceptamos sin rechistar y sin probar otras opciones?
¿Por pereza? ¿Por saturación? ¿Porque creemos en nuestro médico como si fuera nuestra madre?
Pues un poco de toda, la verdad.
Por una parte la sanidad pública está tan saturada que no pueden permitirse dar la atención de calidad que la gente con problemas de ansiedad o trastornos psicológicos se merecen.
Van a lo fácil. Como el gobierno. Pan para hoy.
Te miro y te receto. Luego ya iremos viendo.
Palabras textuales de Mónica Florido (Psiquiatra de la Unidad de Salud Mental de Canalejas) para ABC:
«Probablemente no estamos informando correctamente a los pacientes, aunque las directrices las tenemos claras, tanto por el conocimiento científico como por los mandatos legales y normas éticas, no siempre ajustamos la práctica clínica»
Pero no toda la culpa es de los médicos:
Cuando la alternativa es que el paciente ponga de su parte, lleve una vida más sana, haga vida social, deporte, coma mejor y demás mandangas que todo lo curan…La respuesta suele ser «Uhh, no tengo tiempo».
O directamente mienten diciendo que ya lo han probado y que no funciona.
Sin embargo tomar pastillas es fácil, rápido, agradable y muy funcional las primeras veces… Así que la respuesta es totalmente normal.
El problema es que esto se está generalizando y normalizando, incluso en pacientes de menos de 18 años (el 13,6 % de los usuarios de pastillas son adolescentes). Muchos de ellos incluso las toman sin receta por imitación de sus padres.
Te doy alternativas
Quiero que sepas que todos somos una farmacia andante.
Nuestro cuerpo tiene capacidad de generar melatonina, serotonina, dopamina, hormona del crecimiento…
Y lo que el cuerpo genera es mucho más potente que lo que viene envasado.
Solo necesitamos hacer deporte, comer fresco, realizar actividades al aire libre…
Cosas tan sencillas como hacer el amor, buscar pareja, aprender a bailar…
Pequeños retos como hacer nuevos amigos, buscar aficiones que nos llenen, estudiar nuevas materias que nos saquen de nuestra zona de confort…
Pueden ayudarnos a no caer en estados depresivos, no padecer insomnio, alejarnos de estados de ansiedad… O directamente estar más preparados si llegan y verlos como algo pasajero que no se pegue a nosotros como una sanguijuela.
Estar en contacto con animales, dejarte querer por tu familia, expresar tus sentimientos… No te tragues todo eso, suéltalo como dicen en Frozen.
Dile a tu médico que te ofrezca alternativas, que tienes el hígado delicado, que no te gusta tomar medicamentos... Seguro que te entiende.
En caso de que la cosa se ponga fea acude a un profesional, invierte en tu futuro… Haz cuentas de cuánto te vas a gastar en medicamentos y en cuánto mal te pueden hacer al largo plazo.
¿De verdad te apetece vivir con una adicción que te limite?
Lo único que necesitas es pararte a pensar:
¿De verdad piensas que la felicidad se encuentra en una caja de medicamentos?
Un ensayo clínico que demuestra que las personas necesitan personas; no pastillas.
Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense realizó un estudio donde comparaba, en 1.000 pacientes de más de 20 centros clínicos a los que recibían SOLAMENTE atención psicológica, con los que recibían psicofármacos.
El resultado fue demoledor:
El 70% de los que recibieron atención psicológica dejaron de padecer ansiedad o depresión. El resto mejoraron de sus síntomas en un 50%.
Los que recibieron psicofármacos, solo el 20% experimentaron buenos resultados a medio plazo y únicamente el 10% dejaron atrás sus problemas.
Podéis ver el trabajo de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés aquí.
Quiero terminar recordándote que lo que el cuerpo genera de forma natural es mucho más potente que lo viene en una caja de pastillas, funciona mucho mejor, no tiene efectos secundarios, no hay tolerancia ni castiga a otros órganos como riñones, hígado o corazón.
Acude a un profesional que te escuche, cuenta tu problema a tu familia. Nadie está solo.
Piensa por una vez en el largo plazo, en lo mucho que te queda por experimentar y en lo rápido que evoluciona este maravilloso mundo en el que vivimos. Nos perdemos mil cosas en cada parpadeo.
¿Cómo puede ser que España sea el país que más pastillas consume?
Tenemos el sol, las playas, las horas de luz, la dieta mediterránea, los mejores artistas y profesionales… Somos la envidia de Europa.
Disfrutemos de todo lo que nos hace sentir en vez de tratar de dormir nuestros sentidos.